Nuestras primeras horas en Australia

¡Llegamos! Nos parecía mentira que después de tantas horas de viaje, 3 aviones, etc, etc... por fin nos encontrábamos en el aeropuerto de Canberra. Al final sólo íbamos con un poco de retraso sobre la hora prevista de llegada. Lo bueno es que a pesar de estar un poco cansados, nos encontrábamos bastante bien y aunque era pronto para ver cómo nos afectaría el 'jet lag', la cosa parecía apuntar a que lo que habíamos dormido en el avión, que fue bastante, nos vino muy bien.
Una vez que teníamos las maletas, nos fuimos directamente a intentar recoger nuestro coche de alquiler. ¿Nos enteraríamos del Inglés Australiano? ¿Sabríamos conducir un coche con el volante a la derecha?... pronto lo sabríamos.
El caso es que habíamos reservado un coche tipo pequeño, pero con cambio automático. Pensamos que es mejor ir paso a paso, y si además de llevar el volante cambiado teníamos que cambiar con la izquierda, iba a ser mucha tela. Una vez en la taquilla del alquiler nos atendió una australiana muy maja y lo bueno fue cuando le preguntamos por el seguro. Básicamente nos dijo que el seguro era a terceros, es decir, te toca pagar lo que rompas o si la culpa es tuya.... pero lo bueno es cuando nos dice "también puedes chocar con un canguro o un woombat, y claro, eso tampoco lo cubre el seguro". Claro, en España, nadie te va a advertir por si te chocas con un conejo, pero un canguro son palabras mayores, pero un wombat, ¿qué leche es un wombat?  Según la señora del alquiler, son animales estúpidos, igual que los canguros, que destrozan el coche si chocas con ellos. Palabras textuales: "¡son estúpidos, muy estúpidos!". Así que entre esas amenazas, lo de llevar el volante en el otro lado, etc... decidimos no arriesgarnos y contratar el todo riesgo aunque saliese por una pasta.
Así que con nuestras llaves en mano, un plano de Camberra y todas las maletas nos vamos a buscar nuestro coche, un Toyota Corola gris la mar de chulo. Por suerte los asientos traseros eran abatibles y las maletas entraron sin problema, aunque eso sí, parecía el coche de unos marroquís en plena operación paso del estrecho. ¡Empieza nuestro viaje por territorio australiano!











Para aquellos que nunca habéis conducido un coche con el volante a la derecha, os diremos que es cuanto menos raro. Obviando el tema de tener las marchas en la mano izquierda, lo que peor llevábamos era que los intermitentes están a la derecha y el limpia parabrisas a la izquierda, así que cada vez que tocaba girar, aparte de estar pendientes de no meternos en el carril contrario, nos daban un susto las escobillas. Pero por suerte, al ir dos en el coche, los primeros días hemos estado muy pendientes el uno de otro para intentar no meternos por el carril incorrecto, o hacer alguna barbaridad así, así que al cabo de un par de días ya estamos hechos unos expertos conduciendo por aquí.
Por cierto, Australia tiene una cosa buena, y es que han pasado de los ingleses y se han quedado con el sistema métrico, así que se agradece que la velocidad sea en km/h, las distancias en km, la gasolina en litros, etc...
Y así, tras unos cuantos km, llegamos al que iba a ser nuestro primer nidito de amor en Canberra por unos días. Pero es ya es otra historia que esperamos contaros en breve.