Jervis Bay y Alrededores
Al día siguiente tuvimos que decir adiós a nuestro al que había sido nuestro hogar durante esos días, a las vistas a la playa desde la cama al jacuzzi... pero bueno, así es la vida. Después de revisar algo de información turística decidimos dirigirnos a Jervis Bay, dirección norte. Según habíamos visto se trata de un sitio ideal para ver delfines, ballenas, hacer submarinismo... Así que sin tener muy claro donde ir metimos en el GPS 'Jervis Bay' y seguimos nuestro camino.
Al cabo de unos cuantos kilómetros llegamos a una especie de mirador desde el que había unas vista increibles de la bahía: arenas blancas, aguas transparentes, vegetación natural por todas partes...
Pero nos llevamos una sorpresa al llegar más adelante a una especie de garita de seguridad y ver pasar coches militares por todas partes. En la garita nos dijeron que había que pagar unos $12 si queríamos pasar al parque natural con el coche. Nos quedamos un poco 'pillados', pues no lo esperábamos y nos dimos la vuelta a buscar otra zona de la bahía que fuese 'gratis'. Como ya vimos en Plebby Beach, donde pedían pagar para aparcar el coche, y como luego hemos ido viendo en otros parques, en todos los parques naturales te piden que pagues por ir con el coche, y que pongas el ticket a la vista (tipo zona azul en España). Normalmente no es tan caro, pero parece ser que aquí incluía el derecho a acampar, etc...
El caso es que, tras mirar el mapa, vimos que el pueblo más grande era Huskinsson y allí nos fuimos. Nada más llegar la cosa prometía, un puerto con mucho meneo, gente con canoas, anuncios de cruceros para ver delfines, tiendas de submarinismo... y playas paradisiacas (para variar):
Al cabo de unos cuantos kilómetros llegamos a una especie de mirador desde el que había unas vista increibles de la bahía: arenas blancas, aguas transparentes, vegetación natural por todas partes...
Pero nos llevamos una sorpresa al llegar más adelante a una especie de garita de seguridad y ver pasar coches militares por todas partes. En la garita nos dijeron que había que pagar unos $12 si queríamos pasar al parque natural con el coche. Nos quedamos un poco 'pillados', pues no lo esperábamos y nos dimos la vuelta a buscar otra zona de la bahía que fuese 'gratis'. Como ya vimos en Plebby Beach, donde pedían pagar para aparcar el coche, y como luego hemos ido viendo en otros parques, en todos los parques naturales te piden que pagues por ir con el coche, y que pongas el ticket a la vista (tipo zona azul en España). Normalmente no es tan caro, pero parece ser que aquí incluía el derecho a acampar, etc...
El caso es que, tras mirar el mapa, vimos que el pueblo más grande era Huskinsson y allí nos fuimos. Nada más llegar la cosa prometía, un puerto con mucho meneo, gente con canoas, anuncios de cruceros para ver delfines, tiendas de submarinismo... y playas paradisiacas (para variar):
En el pueblo encontramos una tienda de gafas de sol con ofertas tiradísimas, y viendo el daño de los rayos UV por estas latitudes nos lanzamos a comprarnos un par de gafas polarizadas (siguiendo las enseñanzas de Goyi y Raquel) con las que nos veréis en más de una foto. Lo bueno es que la chica de la tienda, pura amabilidad australiana, nos dio todo tipo de indicaciones de que hacer por allí, donde preguntar para hacer snorkel o submarinismo, etc... Pero nos dijo que no nos podíamos perder Hyams Beach, la playa con ¡la arena más blanca del mundo!, y para allá nos fuimos.
Y vaya si eran blancas las arenas... la verdad es que la paya era de auténtica película, pero además casi sin gente, ¡la playa de arenas más blancas del mundo para nosotros solos!:
Arantxa tenía un poco de frío para bañarse, pero Berni, sin pensárselo dos veces y a pesar de las olas se dio un bañito y luego a rebozarse en la arena blanca... Nos seguía llamando la atención que la gente no se bañara y eso nos hizo sospechar un poco. ¿Habría tiburones? ¿Serían las corrientes? ¿Acaso medusas? El caso es que cuando íbamos a por el segundo baño, algo nos llamó la atención....
Entre las algas de la arena, había unas 'cositas azules' que parecían de plástico, pero con pinta un poco raro. Al principio sólo había alguna por ahí, pero se ve que por la marea empezaban a llegar algas con cosas así pegadas... ¡Eran medusas! y por la pinta que tenían no podían ser muy buenas. Preguntamos a una pareja que paseaba por la playa y se nos quedaron mirando cuando estábamos haciendo las fotos y nos dijeron que no eran mortales, pero que podían hacer mucho daño si te pillaban bien, y que deberíamos llevar vinagre como primeros auxilios. Claro, es muy normal ir a la playa con tu botellita de vinagre en el bolso...
Después del susto nos fuimos a buscar sitio para dormir esa noche, pues entre unas cosas y otras no teníamos nada todavía, así que después de llamar por teléfono a algunos Bed & Breakfast nos encontramos con que casi todo estaba lleno (además de carísimo lo poco que había)... Pensamos que en Huskinsson podríamos encontrar algo más económico y nos plantamos en un Motel en el que por suerte sí había sitio y a un precio 'aceptable'. Eso sí, el hotel parecía el típico que sale en las películas donde se producen los asesinatos y se ruedan las pelis de susto. (Ya pondremos algún vídeo que también grabamos).
Eso sí, esa noche tuvimos una cena por todo lo alto, con ostras a las que por fin conseguimos que no le echaran ninguna otra cosa que no fuese limón, en un sitio en el que Arantxa se acordó de sus compañeros de trabajo y que se darán por aludidos cuando vean la siguiente foto ;)
La mañana siguiente habíamos reservado para hacer snorkel, de forma que nos llevaban en un barquito hasta alguna zona de la bahía y nos alquilaban el equipo y todo eso. Como veis, el neopreno nos queda que ni al mismísimo Jaques Cousteau...
Nada más que el viaje en el barquito fue una pasada, con unos paisajes alucinantes... ¡y hasta vimos delfines y focas! En el barco íbamos con un grupo de gente que iba a hacer submarinismo.
Ya en el agua, la verdad es que fue una experiencia increíble. Nada más sumergirnos empezamos a ver peces de todo tipo y colores, grandes, pequeños... realmente IMPRESIONANTE. Pero lo más increible es cuando Arantxa empieza a señalar abajo y vemos pasar un pedazo de manta por el fondo que nos puso los pelos de punta a los dos.
Cuando volvimos al barco todos, los submarinistas nos contaron que ellos habían visto ¡2 tiburones! si los llegamos a ver nosotros sí que nos da un pasmo del todo
Luego nos dieron una sopita calentita para entrar en calor y nos llevaron a otro sitio, donde en teoría crían muchos peces y también vimos un montón de pececillos de colores, rayas más pequeñitas, peces azules enormes...
La verdad es que estamos deseando poder volver a repetir la experiencia, Arantxa con un neopreno algo más ajustado que le quite más el frío, pero para los que no hayáis probado el snorkel, merece la pena totalmente.
Y aquí termina nuestra experiencia costera para adentrarnos en el interior y seguir la ruta del Kangaroo Valley.
acordaros, antes de salir: llaves de casa, llaves del latamovil que habeis pillao, el pack de latas de cerveza y la botella de vinagre pa porsi.
ResponderEliminarapuntad ese sitio pa llevarnos
joder que playa
ResponderEliminary que tipazos con el neopreno, ejjejeje
que envidia me daissssssssssss¡¡¡¡¡¡¡
Menos mal que Canberra, según decís, es horripilante y que de vez en cuando os echan alguna guarrería en las ostras, que si no fuera por esos pequeños consuelos el colorverdeenvidiamalamala se acababa poniendo fosfosrecente
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